Cómo Hacer un Presupuesto

Crear un presupuesto efectivo

Poner en marcha un presupuesto efectivo es como tener un plan maestro para mejorar la salud financiera, una especie de “guía práctica” que evita el “montar un pollo” cada mes cuando no cuadran las cuentas. Pero ojo, un buen presupuesto no es solo un listado de ingresos y gastos. Es una estrategia de vida, una forma de “tener la sartén por el mango” y dirigir tus recursos hacia metas que realmente importan. En esta primera parte, exploraremos los conceptos básicos y los pasos iniciales para elaborar un presupuesto sólido y, sobre todo, que puedas mantener sin tirarte de los pelos.

Comprender el propósito del presupuesto

Antes de entrar “a saco” con los números, es clave tener claro el porqué de hacer un presupuesto. Al final, no se trata solo de ahorrar por ahorrar o de ser “más tacaño que un puño”. Un presupuesto sirve para:

  • Alinear ingresos y gastos: Para no gastar más de lo que ganas, así de simple.
  • Lograr metas financieras: Ya sea ahorrar para unas vacaciones, un coche o incluso la jubilación, el presupuesto te da el camino para conseguirlo.
  • Controlar tus finanzas: Con un presupuesto sabes de qué pie cojeas, es decir, dónde se te está yendo el dinero y cómo ajustar para mejorar.
  • Estar listo para imprevistos: Porque los imprevistos, ya sabes, llegan “en menos que canta un gallo”. Tener un colchón te evita pasar apuros.

Este proceso de presupuesto es como “ir al grano”: te ayuda a darle sentido a cada euro, alineando el dinero con lo que de verdad importa.

Evaluación de la situación financiera actual

Antes de lanzarse de cabeza a un presupuesto, hay que conocer de dónde partes, o dicho de otro modo, saber exactamente qué tienes y qué debes. Aquí, lo fundamental es:

Ingresos Totales

Suma todo lo que recibes cada mes. Aquí va desde el salario hasta cualquier ingreso extra. Incluye cosas como:

  • Salario neto: Lo que recibes después de impuestos, “sin trampa ni cartón.”
  • Ingresos por inversiones: Intereses, dividendos, etc.
  • Ingresos pasivos: Alquileres, ingresos de algún negocio paralelo.
  • Bonificaciones o comisiones: Los extras siempre se agradecen.

Gastos Fijos

Estos son “los de siempre,” los gastos que tienes sí o sí cada mes y que no suelen variar:

  • Alquiler o hipoteca
  • Servicios públicos: Agua, luz, gas.
  • Pagos de préstamos
  • Seguros: Coche, salud.

Gastos Variables

Estos son los que puedes ajustar de vez en cuando, donde realmente puedes “cortar el bacalao”:

  • Alimentación
  • Transporte
  • Entretenimiento y ocio

Deudas

Finalmente, haz un recuento de cualquier tipo de deuda: tarjetas de crédito, préstamos personales, hipotecas. Si bien no es el tema más alegre, es esencial saber qué se debe.

Al reunir toda esta información, tendrás una visión completa de tus finanzas y podrás ver si estás “a dos velas” o con un margen positivo. Esto es tu punto de partida.

Establecer metas financieras claras

Un presupuesto sin metas es como navegar “a lo loco” sin rumbo. Estas metas son tus objetivos, el porqué de tu presupuesto, y pueden ser a corto, mediano o largo plazo. Ejemplos:

  • Corto plazo (menos de 1 año): Crear un fondo de emergencia o pagar una deuda menor.
  • Mediano plazo (1-5 años): Ahorrar para un coche o hacer el primer pago de una vivienda.
  • Largo plazo (más de 5 años): Ahorrar para la jubilación o invertir en una propiedad.

Aquí es cuando el presupuesto cobra sentido, porque cada decisión financiera te va acercando un poquito más a esas metas.

Seleccionar un método de presupuesto

Existen muchas maneras de llevar un presupuesto. No hay una única receta mágica; todo depende de tu estilo de vida y lo que mejor te funcione. Aquí van los métodos más comunes:

El método 50/30/20

Este es el más fácil de recordar y el que “mola mazo” por su simplicidad:

  • 50% para necesidades: Gastos esenciales como vivienda, transporte, alimentación.
  • 30% para deseos: Todo aquello que quieres pero que no es vital.
  • 20% para ahorro e inversiones: Aquí entra todo lo destinado a construir tu fondo de emergencia y a pagar deudas.

Es una opción ideal para quienes buscan algo rápido y claro, aunque puede que no te permita mucha flexibilidad para ajustar según necesidades.

Otros métodos

  • Presupuesto de sobres: Asigna una cantidad fija para cada categoría y, cuando se acaba, ¡se acabó! Perfecto si quieres “tener las cosas atadas”.
  • Presupuesto detallado: Aquí controlas cada euro que entra y sale, como un “lince.” Ideal para quienes quieren un control total.

Empezar con lo básico para llegar a lo grande

Crear un presupuesto efectivo es la mejor forma de darle un sentido a cada gasto, asegurándote de que tu dinero se usa en lo que realmente quieres. Como todo en la vida, lleva algo de práctica, pero una vez lo tienes controlado, te ayudará a alcanzar tus metas sin “liarla parda” financieramente.

Presupuesto Basado en Cero (Zero-based budget)

Aquí cada euro tiene un papel asignado, como si fueran piezas de un puzzle donde nada queda suelto. Es ideal para quienes desean un control total sobre cada céntimo y no quieren que se les vaya nada por las ramas. La idea es simple: ingresos menos gastos y ahorros deben dar cero, de manera que tengas un panorama claro de que cada gasto tiene su razón de ser.

Presupuesto de Sobres:

Este método, a lo “de la vieja escuela”, divide el efectivo en sobres dedicados a cada categoría de gasto. Por ejemplo, un sobre para el supermercado, otro para el transporte, y así con todo. Hoy día, las versiones digitales de este sistema están a la última. La clave está en que, cuando un sobre se vacía, ¡se acabó lo que se daba! Hasta el próximo mes, toca ser creativo con lo que queda en otros sobres o esperar al siguiente ciclo. Es genial si buscas ser realista y evitar pasarte con los gastos sin darte cuenta.

Presupuesto de Gastos Priorizados:

Este método da prioridad a lo esencial: primero lo importante y lo necesario, como vivienda, comida, transporte, y después lo que mola (ocio, entretenimiento o ahorros). Es un enfoque más flexible, donde puedes ajustar las categorías dependiendo de cómo vengan los ingresos mensuales, ideal para quienes quieren adaptarse a cada mes sin perder de vista sus metas principales. Como quien dice, te aseguras de tener lo necesario antes de permitirte ir de picos pardos.

Cada uno de estos métodos tiene lo suyo y puedes ir probando hasta dar con el que encaje con tu estilo. Lo que importa es que sea un sistema que te guste y puedas seguir sin perder el hilo, ¡porque ser constante es la clave!

Crear Categorías de Gastos

Aquí es donde vas a cortar el bacalao en términos de organización. La clave está en dividir los gastos en categorías para que nada te pille por sorpresa. Algunas categorías esenciales podrían incluir:

  • Vivienda: Alquiler, hipoteca, servicios básicos. Básicamente, lo que necesitas para no quedarte a dos velas.
  • Alimentación: Todo lo del súper, comidas fuera (sin pasarse). Recuerda, hay meses en los que tendrás que ajustar este sobre.
  • Transporte: Desde gasolina hasta el abono mensual. ¡Que nadie diga que te “pierdes por los cerros de Úbeda”!
  • Salud: Seguro médico, medicamentos y cualquier gasto de salud.
  • Entretenimiento y Ocio: Netflix, salidas, o cualquier actividad que te permita estar a la fresca.
  • Ahorros e Inversiones: Metas para el futuro, como fondo de emergencia o una cuenta de inversión.
  • Deudas: Aquí hay que meter los pagos de tarjetas y préstamos. Esto te permite ir al grano y quitártelas de encima antes de que te den la lata.
  • Educación: Cursos, libros o cualquier cosa que te ayude a crecer. Vamos, lo que sea para que no te quedes como un pulpo en un garaje en temas importantes.
  • Donaciones y Caridad: Si eres de los que ayudan a familiares o haces donaciones, destina algo para este propósito.

Estas categorías deben ser la caña de la organización, un reflejo de tus prioridades y estilo de vida. Si ves que una categoría se está llevando “la parte del león”, quizás sea el momento de ponerle el grito en el cielo y ajustar un poco.

Aquí hemos cubierto lo fundamental para que te metas en el ajo del presupuesto personal, desde entender qué y cuánto gastas, hasta elegir un método que te cuadre y crear categorías para no perderte nada. En la Parte 2 te meterás en temas más avanzados: aprenderás a identificar dónde cortar gastos sin sentir que te han quitado el café de la mañana, aumentar ingresos y cómo hacer que la tecnología trabaje para ti en el seguimiento financiero.

Así que, a buenas horas, no te quedes empanao: ¡es hora de coger el toro por los cuernos y dejar las finanzas como un reloj!