Inflación, corrupción y protesta en Perú

La economía de Perú ha tenido más subidas y bajadas que una montaña rusa en las últimas décadas. Entre la inflación que nos va quitando el aliento, la corrupción que nunca falta en el ajo, y las protestas que muestran el descontento de la gente, el panorama no ha sido nada sencillo. Pero, oye, ¿qué nos espera en el 2025? ¿Podremos, como país, darle un giro a la situación?

La inflación – El ladrón que trabaja en silencio

La inflación, o como se dice en la calle, el «ladrón silencioso», ha sido el dolor de cabeza de muchos peruanos. Aunque a veces no lo notamos “en un abrir y cerrar de ojos,” se cuela en nuestros bolsillos poco a poco. Los precios de productos básicos como los alimentos, el combustible, y los servicios han subido y no precisamente en “modo avión”.

Con la crisis sanitaria y el desorden político de los últimos años, la inflación se ha acelerado y eso nos ha puesto a todos “hasta las narices”. En 2025, es de esperar que el Banco Central de Reserva (BCRP) mantenga el pulso con políticas monetarias bien afinadas. Pero, claro, eso será posible si el escenario político le da un respiro. Porque, si no, tendremos que seguir “apretándonos el cinturón” y buscando maneras de proteger el valor de nuestro dinero. Algunas opciones que funcionan incluyen inversiones en bienes inmuebles o instrumentos de renta fija que ajusten sus retornos según la inflación.

Corrupción: el elefante en la habitación que no deja de molestar

La corrupción en Perú es como el amigo gorrón que nunca falta en las fiestas: siempre está ahí y a nadie le hace gracia. Las noticias nos llenan de escándalos, y cada vez es más difícil confiar en la transparencia. Desde el caso Odebrecht hasta otros miles, la corrupción se ha convertido en “la oveja negra” de la economía peruana. Es difícil atraer inversión extranjera si cada proyecto público parece venir con algún “extra bajo la mesa”.

Para el 2025, es crucial que las reformas en pro de la transparencia no se queden en palabras bonitas. Vamos, que aquí necesitamos un cambio real y no maquillaje político. Herramientas como auditorías digitales y un sistema de justicia verdaderamente independiente podrían ser el escudo necesario para que las inversiones vuelvan a fluir sin miedo.

Las protestas: la voz de una población que no aguanta más

Otro de los ingredientes que han puesto la economía “patas arriba” han sido las protestas. Y, ojo, que no estamos hablando de simples pancartas en la plaza. En Perú, las protestas muchas veces han paralizado sectores clave como la minería, que es el pulmón financiero del país. Las razones no son difíciles de entender: desigualdades sociales y falta de oportunidades que hacen que la gente “esté hasta el moño” de tanta promesa incumplida.

Pero no todo está perdido. Hay mesas de diálogo y políticas inclusivas que, si bien no hacen magia de un día para otro, sí pueden evitar que la cosa “se ponga fea”. Con políticas sociales bien pensadas, el gobierno puede evitar que la olla siga calentándose hasta explotar.

¿Cómo encarar el futuro?

Entonces, con todo este “percal”, ¿qué pasos prácticos podemos dar para no quedarnos “como un pulpo en un garaje”?

  1. Diversificar la economía: La minería es guay, pero no podemos poner todos los huevos en la misma canasta. Sectores como tecnología, turismo sostenible, y agricultura moderna podrían ser el empuje que nos hace falta para que la economía esté más sólida.

  2. Fortalecer las instituciones: Decir que se lucha contra la corrupción y que, al final, todo quede en aguas de borrajas no sirve. Hace falta un sistema de justicia al que no se le pueda “dar un toque” para cambiar decisiones. Aquí necesitamos reglas claras y una independencia real que genere confianza.

  3. Invertir en educación y salud: Un país no crece solo con minerales y productos exportables. La clave está en su gente. Invertir en educación y salud es como sembrar para el futuro: si tenemos una población más educada y sana, el crecimiento económico será un resultado natural.

  4. Fomentar el diálogo social: Las protestas no van a desaparecer con un chasquido, pero sí se pueden gestionar. El gobierno debe evitar que las cosas “se vayan de madre” mediante el diálogo con las comunidades.

  5. Atraer inversión extranjera: Una vez que hay estabilidad y reglas claras, el Perú puede ser muy atractivo para los inversionistas. Aquí no solo es cuestión de tener recursos, sino de darles garantías de que sus inversiones están a salvo.

Un futuro lleno de oportunidades (y desafíos)

Dicen que “a lo hecho, pecho,” y en Perú hemos tenido que lidiar con muchas circunstancias complicadas. Pero no todo está perdido. Al igual que un buen ceviche, la recuperación económica necesita tiempo y los ingredientes adecuados: inflación bajo control, menos corrupción y una gestión de conflictos más eficaz.

Entonces, aunque el camino no sea fácil, las oportunidades están ahí. Solo falta que nos “pongamos las pilas” y aprovechemos lo que ya tenemos. Porque, al final, la economía es como andar en bicicleta: si te quedas quieto, te caes. ¡Así que a pedalear hacia un 2025 con mejores oportunidades para todos!

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